viernes, 8 de julio de 2011

Nomegusta paralizar el país por plebiscitos, si existen otros métodos.

                                                                                                       
Sin dudas, asociado a la entrada anterior, está el tema de costos operativos para realizar una consulta (consultiva o “deciditiva”) acerca de temas para los cuales estamos poco preparados.

La democracia representativa se basa en que los ciudadanos eligen sus representantes para que gobiernen de acuerdo sus ideas. Hay un pacto previo y un depósito de confianza. Normalmente los gobernantes se alejan de la gente que los votó y se vuelven a acercar próximos a la siguiente elección.

Supongo que existen mecanismos de participación popular para controlar a los representantes que elegimos. Cada partido tiene los suyos, pero no me interesan, porque en su mayoría son arcaicos y se basan en la presencia física, como en la antigua Grecia. No estoy dispuesto a perder el tiempo en asambleas, convenciones, comités, clubes y demás formatos ancestrales de participación.

Para algunos temas puntuales, cuando nuestros representantes no se ponen de acuerdo, o las decisiones les queman las manos, se acuerdan de nosotros y nos consultan. Ya se vio en un artículo anterior que no estamos capacitados para decidir, pero igual nos consultan. Y esta consulta tiene un precio altísimo. Si no quieren aceptar la decisión popular, ahora inventan plebiscitos “consultivos”. Y encima, esos plebiscitos cuestan un montón de plata: hay que mover a los célebres funcionarios electorales, movilizar a las fuerzas armadas a escoltar urnas, gastar plata en imprimir listas por si o por no, etc.

El siglo XXI me deja participar en lo que me interesa, a través de Internet, de Facebook, de Twitter, etc. Y puedo participar cuando quiero, desde la comodidad de mi casa, como cuando escribo esto. O si estoy lejos (ojo con esto… la distancia invalida mi opinión ya que no existe el voto epistolar!). Estos medios son una gran herramienta para las consultas.

¿Es descabellado pensar en un sitio donde se propongan las consultas populares, y la gente ingrese y pueda votar? ¿Podría pensarse en un “Facebook” yorugua donde la gente amiga pudiera ir poniendo sus “Me Gusta” o “No me gusta” a las ideas que larga el Pepe, el Qki o Pedro? ¿Estaría alejado el resultado del que se daría al realizar la votación tradicional? 

Evidentemente quedarían excluidos los analfabetos digitales, que afortunadamente cada vez son menos, y en unos años ya no existirán, cuando todas las generaciones venideras surjan de las XO. Ya no se puede hablar de un tema de clases, ya que hoy, todos tienen acceso a la educación digital. Y los analfabetos digitales que tengan interés en votar, seguramente encontrarán los medios para hacerlo.

Evidentemente habría que superar temas operativos tales como asegurar el anonimato del votante, que no se vote dos veces, etc., y lograr que Antel tenga comunicaciones eficientes, con un ancho de banda que soporte la demanda de miles tratando de votar.

Ojalá no falte mucho para esto. Pero eso si, hay que estar preparado para aceptar los resultados, y no decir que la gente no tiene ni idea a la hora de votar. Es cierto, no tenemos ni idea, pero si nos preguntan, opinamos.

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