sábado, 18 de junio de 2011

Nomegusta la extinción de la perdiz


Siempre me llamó la atención la perdiz, con ese cuello largo. Es como la jirafa de las aves, se da el gusto de verla a todos de arriba. Muchos de los ciudadanos no conocen el ruido que hace cuando levanta vuelo, en vertical. Parece un helicóptero en miniatura.

Cuando éramos niños, mi perro las empezaba a rondar en círculos concéntricos cada vez más chicos, hasta que la perdiz levantaba vuelo. Ese es el momento del cazador, con nuestra honda preparada, usábamos al pobre animal como blanco.

También de niños, mi abuela nos acompañaba en largas caminatas a campo traviesa. Hacía permanente referencia a su niñez y juventud de los campos de Canelones, y usaba esto para demostrar su conocimiento de las cosas camperas, conocedora del hinojo, la carqueja, el lino, y demás hierbas exóticas.

De todas maneras nunca se acostumbró a las emboscadas perdiceras, ya que cada vez que pasaba cerca de uno de estos animalitos y este levantaba vuelo, el susto que se pegaba, hacía que terminara de traste en el piso, para delicia de los que la acompañábamos.

Pero baste de historias infantiles, hoy la realidad es otra y muy cruda. La perdiz se está extinguiendo.

El motivo de este artículo es analizar las posibles causas que hacen que este animalito sea cada vez menos frecuente en nuestras praderas. Sin dudas que las causas pueden ser miles, pero hoy vamos a apuntar algunas de ellas.

 
Causa 1: aumento de felicidad en las parejas nacionales. Muchos son felices y comen perdices, por lo que la demanda de carne de perdiz hace que el aumento de la faena de perdices no sea compensado por la velocidad reproductiva de estas aves.

 
Causa 2: aumento de consumo de whisky. Sin dudas, el aumento de consumo per cápita de whisky, en particular de la marca “La Perdiz”, está provocando su extinción. Por algún mecanismo industrial aun no conocido por el público, los fabricantes de dicho whisky utilizan al animal vivo para destilar la bebida. Los camiones que distribuyen esta bebida en el interior, en su regreso van cargados de perdices que luego se exportan a Escocia para la fabricación de esta bebida. Al menos, estamos manejando una exportación no tradicional, como los caracoles, sapos y demás propuestas que a finales del siglo pasado.

 
Causa 3: Ni que hablar que el éxito del restaurante que lleva su nombre, en las cercanías del Shopping Pta Carretas, haga que la faena aumente. La carne servida en dicho restaurante, si bien está presentada como pollo, pescado, cerdo o vaca, en realidad es toda de perdiz, maquillada por diferentes procesos de cocción para que parezca de la variedad escogida por el cliente.

 
Causa 4: Selección natural. Esta es sin dudas una de las principales causas. Luego de recorrer miles de kilómetros en nuestras vueltas al país, hemos descubierto que el género “perdiceae” se divide en 2 especies: “perdicieae inteligentis” y “perdicieae estupidus”. La diferencia entre ambas es sutil y radica exclusivamente en el comportamiento. La especie “inteligentis” se agacha cada vez que un auto la pasa por arriba en la carretera a más de 100km/h, siguiendo luego muy oronda. Mientras que la especie “estúpidus” queda mirando extasiada el bólido, para convertirse al instante en una masa amorfa de plumas y carne.

 
Evidentemente, estamos ante la extinción de la especie “estupidus” la más abundante de ambas como como en el género de los hombres. “Homo sapiens estupidus” entre los que destaco a quienes se dedican a la caza y pesca de animales por deporte.

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